Después del paté de patata, os ofrezco una segunda receta de Creuse, una tarta que también comprábamos cada vez que volvía de vacaciones con mis abuelos. La receta casera es diferente a la comprada en la panadería local. Hay un secreto que aún no he descifrado. Pero la tarta casera sigue siendo una delicia. Es suave con un buen sabor a avellanas y un poco de costra de merengue. Realmente te aconsejo que uses avellanas enteras que tuestas y mezclas. Tendrás una textura más interesante, con pequeños trocitos de avellana y el sabor será más pronunciado que si coges un polvo de avellana comercial.
Para 6 personas :
- 4 claras de huevo
- 100 g de avellanas enteras (peso sin cáscara)
- 100g de harina
- 100 g de mantequilla
- 100 g de azúcar en polvo
1- Picar las avellanas en trozos grandes y tostarlas bien en una sartén sin grasa.
2- Vierta en una licuadora y mezcle hasta obtener un polvo. No intente hacer un polvo fino.
3- Derretir la mantequilla en una cacerola a fuego lento.
4- Verter las claras de huevo en un bol y batirlas con una batidora eléctrica. Cuando las claras estén espumosas, añadir el azúcar y seguir batiendo hasta que las claras estén montadas. Deben quedar muy suaves.
5- Vierta la harina, las avellanas y la mantequilla en las claras de huevo y mezcle con una espátula.
6- Verter en un molde de 20-22 cm de diámetro. Unte con mantequilla si no es antiadherente o silicón.
7- Vierta la masa en él.
8- Precalentar el horno a 180°C y hornear de 30 a 35 minutos.
9- Dejar enfriar antes de degustar.