Este postre es un pequeño invento para usar una piña que me pareció un poco vieja para comer sola. Es un postre muy exótico: un coulis de piña con leche de coco, finas láminas de piña recubiertas de miel, vainilla y frutos rojos triturados, una cucharada de cuajada de fresa (opcional). Como decoración y para aportar frescura y color: frambuesas y trocitos de helado de mascarpone.
A todo esto le damos un poco de volumen colocando tiras de lámina de filo dorado en el horno.
Es una auténtica delicia y además resulta muy ligero al final de la comida.
Para 2 platos:
- 1 piña pequeña (no una piña Victoria)
- 2 cucharaditas de cuajada de fresa (opcional)
- suficientes frambuesas
- helado de mascarpone (o vainilla)
- 6cl de leche de coco
- una hoja de filo
- 1/2 cucharadita de extracto de vainilla
- 1 vuelta de molinillo de pimienta o molinillo de 5 bayas
- 1 cucharada de miel
1- Pelar la piña, cortarla en 4, quitar el corazón y cortar en rodajas finas a lo largo.
2- Calentar en una sartén, la miel con la vainilla y la pimienta. Cuando empiece a hacer espuma, coloca las rodajas de piña y dóralas. Reserva las 10 mejores lonchas. Agregue la leche de coco al resto de la piña, hierva y luego mezcle todo en una licuadora.
3- Pasar el coulis por un colador para extraer el jugo. Verter el coulis en los 2 platos hasta llenar el fondo.
4- Colocar bien las rodajas de piña. Añadir una quenelle de cuajada de fresa.
5- Añadir por todo el plato, frambuesas y trocitos de helado alternativamente.
6- Cortar tiras en la hoja de filo. Formar una pila y dorar en el horno durante unos minutos. Colócalas sobre la piña. Espolvorear todo con azúcar glas.