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¿Habéis probado alguna vez las galletas saladas como aperitivo? ¿Qué hay de las galletas con queso en ellos? Hace mucho tiempo había propuesto una receta con queso de cabra y readapté la receta esta vez con Morbier, este queso de leche de vaca que se reconoce fácilmente gracias a la característica línea que lo cruza.
Y esta línea no tiene nada que ver con el moho que se encuentra en los quesos de pasta azul. En ese momento, los productores de leche que vivían en las montañas no tenían suficiente leche para hacer este queso de una sola vez. Por ello depositaron una fina capa de ceniza sobre la cuajada del primer ordeño para conservarla antes de completar el queso con la cuajada del segundo ordeño.
Eso es todo por la pequeña historia. Volviendo a estas galletas, hazlas el mismo día, sabrán mejor. La masa cruda se puede congelar si desea hacer una cantidad mayor.
Por último, no omitas la flor de sal, es lo que le da ese gustito de “volver a ello”.
Para 10 galletas:
- 100g de harina
- 80 g de mantequilla
- 70 g de Le Montagnon Morbier*
- 5 cucharadas de nata líquida
- flor de sal
1- Verter en un bol la harina, el morbier troceado y la mantequilla troceada.
2- Arena entre las manos.
3- Añadir la nata líquida y una buena pizca de flor de sal. Amasar hasta obtener una bola suave.
4- Tomar nueces de masa y aplanarlas para darle forma de galletitas. Colóquelos en un plato.
5- Espolvorear con flor de sal.
6- Hornéalas durante 15 minutos a 200°C.
* Este artículo fue producido en colaboración con mi socio Ermitage.
