Los kumquats son frutos cítricos muy pequeños de 2 a 5 cm de largo originarios de China. Tienen una piel fina que se come. Su pulpa, ácida ya veces amarga, se divide en células con unas pocas pepitas, como una naranja. Se puede comer tal cual o cocinado con aves o pescado.
Personalmente, prefiero conservarlas en almíbar durante unos días. Luego los vierto en un bote de cristal y los guardo unos meses en la nevera. De esta forma, se puede utilizar en brioches, pasteles, etc.
Para 1 frasco:
- 200 g de Kumquats
- 50cl de agua
- 300 g de azúcar en polvo
1- Lavar los Kumquats, quitarles el tallo y hacer agujeros en la corteza con un pico de madera.
2- Verterlos en un cazo con el agua y el azúcar.
3- Llevar a ebullición, remover para disolver el azúcar y cocinar a fuego lento durante 15 minutos.
4- Retirar del fuego, tapar y dejar a temperatura ambiente toda la noche.
5- Al día siguiente, quitar la tapa, llevar de nuevo a ebullición y cocer a fuego lento durante 10 minutos.
6- Retirar del fuego, tapar y dejar a temperatura ambiente toda la noche.
7- Al día siguiente, quitar la tapa, llevar a ebullición y cocer a fuego lento durante 10 minutos. Debe notar que los kumquats ahora son confitados, más translúcidos y parecidos a caramelos.
8- Tapar nuevamente y dejar enfriar completamente a temperatura ambiente. Verter los kumquats en un tarro y cubrir con almíbar hasta la altura. Cierra y coloca en el refrigerador.
Te aconsejo que las dejes 3-4 días en la nevera antes de usarlas.