¡Así, te dices a ti mismo “estos panqueques son absolutamente clásicos”! Es verdad. Y, sin embargo, están hechos de puré y jugo de ruibarbo. No lleva nata, leche, mantequilla ni aceite. Se componen simplemente de huevos, harina, un poco de azúcar y ruibarbo. Su perfume sienta perfectamente bien, reconocemos su sabor poco ácido y es delicioso. A pesar de estos cambios, la textura de las tortitas permanece invariable: son muy blandas.
Te aconsejo que dosifiques un poco la cantidad de azúcar según tus gustos. Los dejé un poco agrios, con un acompañamiento dulce, quedó perfecto así.
Para 12 tortitas:
- 2 tallos de ruibarbo
- 2 huevos
- 100g de harina
- 1/2 cucharadita de polvo de hornear
- 4 cucharadas de sirope de agave (o azúcar en polvo)
- 5 cucharadas de azúcar en polvo
1- Pelar el ruibarbo y cortarlo en cubos.
2- Vierta en una cacerola y cubra con agua, casi a la altura. Agregue el azúcar en polvo.
3- Cocine a fuego lento durante 10 – 15 minutos hasta que el ruibarbo se reduzca a un puré.
4- Filtrar la preparación. Recoja el jugo por un lado y el puré de ruibarbo por el otro.
5- Verter el puré en un bol y añadir los huevos. Mezclar con un batidor.
6- Añadir la harina, la levadura y 10 cl de jugo de ruibarbo. Mezclar con un batidor.
7- Terminar con el sirope de agave.
8- Calienta una sartén con un poco de aceite y forma de 2 a 3 tortitas (dependiendo del tamaño de tu sartén) depositando dos cucharadas de preparación por cada tortita.
9- Cocine a fuego lento durante 1-2 minutos. Deben tomar un bonito color.
10- Voltee y continúe cocinando por otros 1-2 minutos.
11- Repetir hasta agotar la masa.
12- Servirlos tibios o fríos.