Estas mantecadas tienen un poco de sabor a palmera, ¿conoces los «palmitos»? Este gustito lo da la mantequilla y el azúcar que espolvoreamos sobre las galletas justo antes de hornearlas, quedan ultra crocantes, lo que las hace irresistibles.
Puede preparar la masa con anticipación, pero deje que se ablande a temperatura ambiente, de lo contrario no se podrá untar.
Estas galletas mantienen su frescura y se pueden almacenar en una lata durante 1 a 2 semanas.
Para 25 galletas:
- 62g de mantequilla
- 50 g de azúcar glas
- 25 g de sémola de trigo duro fina
- 80 g de harina
- 1 cucharada de sirope de arce (o sirope de agave)
- 10g de azúcar
1- Verter en un bol la harina, el azúcar glas y la sémola.
2- Añadir la mantequilla cortada en trozos y lijar entre los dedos. Al principio se obtiene un chorro de arena bastante fino. A medida que trabajas la masa, esta comienza a amalgamarse, viértela sobre la superficie de trabajo.
3- Comenzar a amasar para que la masa sea cada vez más compacta. Extiéndalo aproximadamente sobre la superficie de trabajo y agregue el almíbar a la masa.
4- Doblar la masa para encerrar el almíbar y mezclar hasta formar una bola homogénea. La masa queda pegajosa al principio, es normal, a medida que la vas trabajando se va formando la bola.
5- Dejar reposar 1 hora en el frigorífico.
6- Estirar la masa con un rodillo sobre una superficie de trabajo enharinada. No dude en enharinar regularmente la superficie de trabajo, la masa y el rodillo. Para que te sea más fácil, divide la masa en 3 para trabajar con porciones pequeñas.
7- Usando cortadores de galletas, haz galletas de mantequilla.
8- Colócalas en un plato y espolvoréalas con azúcar. Reservar en la nevera durante 30 minutos.
9- Precalienta tu horno a 180°C y hornea de 12 a 15 minutos (dependiendo del tamaño de las galletas y de tu horno).
Si tus galletas de mantequilla se han extendido un poco al salir del horno, no dudes en volver a darles forma con el cortador de galletas. La masa todavía está blanda y todavía se puede trabajar muy bien.